PROTOCOLO DE INTERVENCIÓN PARA ENSEÑANZA MEDIA ANTE
SITUACIONES DE VIOLENCIA DOMÉSTICA QUE VIVEN LOS Y LAS
ADOLESCENTES.
El respeto, protección y promoción de los derechos humanos exige políticas públicas
tendientes a erradicar toda forma de agresión a los mismos. La violencia, en todas sus formas, atenta contra el libre ejercicio y goce de todos los derechos y el reconocimiento de la dignidad humana.
La violencia doméstica es una de las manifestaciones más graves de la violación de los
Derechos Humanos pues se comete la mayoría de las veces sobre personas especialmente vulnerables como son los niños, niñas y adolescentes, mujeres y ancianos y sucede generalmente en ámbitos privados o íntimos haciendo difícil su prevención, detección y abordaje.
Es imperioso entonces que desde la Educación, como ámbito privilegiado de atención a
la niñez y la adolescencia, se instrumenten acciones integrales de protección para afrontar la Violencia Doméstica y cuidar con ello los Derechos Humanos de la población que concurre a los centros de enseñanza.
El Consejo Nacional Consultivo de Lucha contra la Violencia Doméstica recomienda la realización de herramientas para la prevención y atención de esta temática y en particular en este caso para el cuidado de los y las adolescentes. En el Plan Nacional de Lucha contra la Violencia Doméstica encontramos como objetivo: “Desarrollar programas de prevención, detección temprana, rehabilitación e investigación en el tema” y como actividad para el abordaje en crisis: “Determinar pautas precisas para la atención de la Violencia Doméstica desde todos los sectores con capacidad de intervención, que abarquen los distintos niveles de abordaje (prevención, promoción, detección, diagnóstico precoz, tratamiento y rehabilitación)”.
Desde el marco de SIPIAV (Sistema Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia contra la Violencia), desde el año 2007 se han desarrollado acciones para mejorar los sistemas de atención a las situaciones de violencia que viven niños, niñas y adolescentes en el ámbito familiar. En esa línea desde el CODICEN se entiende que la atención a estas situaciones debe ser en forma integral, por lo que se hace necesario adoptar criterios comunes entre las organizaciones públicas y privadas que trabajan con adolescentes a fin de mejorar la intervención y problematización del fenómeno garantizando en especial los derechos de los adolescentes que viven estas situaciones.
Desde el Consejo de Educación Secundaria y el Consejo de Educación Técnica Profesional (UTU) se considera necesario contar con un instrumento para la prevención y atención, en virtud de constatarse la violencia doméstica como una realidad que golpea duramente la vida de los y las adolescentes que concurren diariamente a sus aulas. Por ejemplo, entre los datos reseñados en el Departamento del Alumno, se describe en el numeral diez, ‘aumento de la violencia familiar’ como una de las situaciones presentes en la problemática juvenil actual a partir de las investigaciones realizadas por la CEPAL, MESyFOD, MEMFOD y otras organizaciones.
A su vez, una reciente investigación en centros de enseñanza media acerca de la Percepción de los adolescentes sobre la Violencia Doméstica1, genera cifras preocupantes en relación a como están sufriendo este fenómeno los adolescentes (80% recibieron algún tipo de violencia en su vida).
La permanencia de los y las adolescentes en las instituciones educativas contribuye a la detección de estas situaciones a través de los vínculos de confianza que se generan entre estudiantes y adultos, posibilitando el diálogo entre ellos para comunicar directamente estas situaciones; o bien a través de la detección precoz mediante la advertencia de indicadores de maltrato y/o abuso.
La extensa cobertura de la enseñanza media posiciona estratégicamente a los Centros
Educativos como instituciones de referencia y posibles articuladores de redes comunitarias.
Asimismo, desde los docentes se demanda la necesidad de tener insumos y herramientas que permitan realizar y generar estrategias de intervención informadas, eficaces y respetuosas de los derechos de los y las adolescentes.
Un Protocolo Preliminar, como instrumento de acción, posibilita identificar con claridad la singularidad de los perfiles que intervienen, delimitando los roles de cada uno; sin sobrecargar ni desestimar capacidades. En la situación concreta de cada centro y en “No era un gran amor”, MIDES, Inmujeres, 2009.
las responsabilidades de los y las docentes que en ellos trabajan; la sobrecarga de demandas es una realidad observable. Se entiende que la instrumentación de una guía de acciones en este sentido contribuye a definir el lugar y posibilidades de los docentes, así como aquellos aspectos que serán atendidos por otros profesionales.
Nos referimos con esto a atender al ‘cuidado de los cuidadores’, aspecto que valoramos como importante a la hora de abordar temáticas como la violencia. A su vez pensamos que este Protocolo permitiría a los docentes y no docentes la reflexión a nivel personal sobre la violencia doméstica.
Atento a las dificultades para abordar estas situaciones, y sabiendo que esta institución no debe dejar de cumplir su primordial función pedagógica, se hace necesario acordar criterios básicos para realizar una intervención adecuada que garantice los derechos de todos los involucrados y permita una derivación responsable a los centros específicos de tratamiento y un correcto seguimiento desde el centro educativo.
A mediados de 2008 el CODICEN encomienda a la Dirección de DDHH la realización de un instrumento que permita colaborar y apoyar en esta temática, a los centros educativos de la enseñanza media en la función docente y la gestión institucional.
La Dirección de Derechos Humanos se dedica a la confección de un “Protocolo de Intervención para Enseñanza Media ante las situaciones de Violencia Domésticaque viven los y las adolescentes” en colaboración y coordinación con el SIPIAV.
Recomendamos ampliar información en el siguiente enlace:
http://www.anep.edu.uy/anepdata/0000016166.pdf